Resumen
El articulo detallas la importancia de la
evaluación en el PEA, cual es el de comprobar el desempeño del estudiante.
Poder comprender “para que se evalúa”, se analiza desde las funciones de la
evaluación; si se consiguió los objetivos planteados, si se informó de los
resultados a las personas interesadas, también si se orientó y motivo con el
mismo ímpetu de la evaluación. Al parecer el mejor método para cambiar el
estilo de estudio del alumno es cambiar de método de evaluación.
También se especifica ¿con
qué propósito específico se evalúa el aprovechamiento? Se desglosan los tres
aspectos importantes por los que se evalúa: diagnóstico, formativo y sumativo.
El propósito diagnostico “Identificara el grado de: Determinar
si el estudiante posee los conocimientos, las habilidades y las destrezas que
se requieren para, emprender con éxito los nuevos aprendizajes. Averiguar la
presencia de factores de distinta Índole y de situaciones vivenciales que pueden
dificultar el aprendizaje y la enseñanza. Detectar si el estudiante, antes de
empezar la enseñanza, domina los aprendizajes que se busca conseguir mediante
ésta.
La finalidad de la evaluación formativa es mejorar,
es enriquecer el aprendizaje en el curso del proceso de enseñanza.
Sumativo
o acumulativo, se usa para establecer cuánto aprendieron, al término de un
proceso, los estudiantes en relación con lo que se esperaba que aprendieran, y
para determinar en qué medida lo hicieron, para ello requiere de buenos
instrumentos de medición y de un análisis y un juicio válido de los resultados
que éstos arrojan.
Introducción
La evaluación de los
aprendizajes es una tarea que, sin desligarse de las realidades peculiares de
cada época, ha estado presente en la escuela de todos los tiempos como fiel
acompañante de la enseñanza.
"Siempre hubo necesidad
de evaluar ‑afirma Harris Bunker‑ la labor de los estudiantes. Para determinar
si un estudiante aprobaba o no aprobaba determinado curso, el profesor o los
miembros del jurado correspondiente exigían “pruebas” de su aprovechamiento.
Desde tiempos inmemoriales
también los docentes han hecho preguntas a sus discípulos con diversos
propósitos; para determinar su disposición, para saber qué dificultades podían
entorpecer el aprendizaje, para determinar qué se sabía sobre determinado
asunto, y para clasificar el aprovechamiento de los diferentes estudiantes o
grupos de estudiantes".
En la cita aportada se
resaltan, por una parte, el estrecho nexo entre la enseñanza y la evaluación de
los aprendizajes; por otra el cometido primordial que ésta ha tenido a lo largo
del tiempo y tiene todavía en la actualidad, cual es el de comprobar y estimar
el desempeño del estudiante.
Funciones de la
Evaluación.
Las funciones más
importantes se pueden centrar en torno a estas cinco:
a)
La función básica de la evaluación es comprobar si se han conseguido los objetivos
propuestos y en qué grado, y a partir de esta evaluación tomar dos tipos de
decisiones: Evaluar y calificar a los alumnos y evaluar las variables que
intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
b)
Otra función importante es la de informar a las personas interesadas; esta información
no tiene por qué restringirse necesariamente a las calificaciones otorgadas a
los alumnos.
c)
La evaluación cumple otra función relacionada con la orientación, motivación, y
aprendizaje del propio alumno por las siguientes razones:
1º
Por lo que tiene de refuerzo del mismo aprendizaje, de identificación de los
propios errores, de consolidación de lo ya aprendido.
2º
Por lo que tiene de condicionante: el esfuerzo del alumno, qué estudia y cómo
lo estudia dependerá del tipo de evaluación esperada y de los resultados de
otras evaluaciones. El mejor método para cambiar el estilo de estudio del
alumno es cambiar de método de evaluación.
El influjo positivo
de la evaluación en el alumno depende en buena parte de:
Funciones Evaluación
- La frecuencia de la
evaluación.
- El conocimiento a
tiempo de los resultados.
- La calidad de la
corrección.
- La información que
reciba.
- Etc.
d)
La valoración de los resultados contribuye a clarificar los mismos objetivos, a
reformularlos o cambiarlos si es necesario. En definitiva, los objetivos reales
son los que se evalúan de hecho.
La
valoración de los resultados contribuye también a detectar y clarificar
problemas metodológicos, de incongruencia entre lo que decimos que queremos y
lo que de hecho hacemos y conseguimos. La condición para que la evaluación pueda
cumplir esta función regulativa es que no la convirtamos en una actividad
rutinaria sino reflexiva.
e)
La evaluación, por último, proporciona datos que facilitan la investigación educacional,
sugiere áreas de investigación, etc.
Pero ¿con qué propósito específico
se evalúa el aprovechamiento? Siempre en la cita a la cual hemos hecho
referencia, encontramos la respuesta a nuestra interrogante, pues en ella se
evidencian los tres principales propósitos de dicha evaluación, a saber:
diagnóstico, formativo y sumativo, que a continuación expondremos brevemente en
ese mismo orden de presentación.
Propósito diagnóstico
La evaluación con propósito diagnóstico consiste en determinar
si el estudiante posee las condiciones y los requisitos previos para empezar
bien la enseñanza que se emprenderá.
Este tipo de evaluación permite al docente cumplir las acciones que
desglosaremos en seguida:
“Identificar el
grado de dominio que posee cada estudiante ‑o el, grupo en general‑ de aspectos
necesarios y relevantes para lo que se propone enseñar posteriormente (es
inútil iniciar el desarrollo de la instrucción, si el estudiante no posee los
requisitos indispensables que le faciliten la comprensión de los que se le va a
enseñar, pues el fracaso se presentará, inevitablemente y los costos que esto
entraña son muy altos)".
A continuación ejemplificamos con situaciones
comunes en la enseñanza superior. Si lo
que se busca es que el joven aprenda a efectuar operaciones estadísticas
complejas, será necesario que el docente, antes de empezar la enseñanza,
compruebe si los jóvenes poseen el concepto de “tendencia central”,
“probabilidad“, etc., si saben comprobar hipótesis, si manejan los estadígrafos
correspondientes a diferentes escalas.
De la misma forma, si lo que se intenta enseñar es
pensamiento crítico, el educador, antes de introducir los estudiantes en este
nuevo aprendizaje, debe cerciorarse de que estos dominen la lectura
comprensiva, sin problemas de identificación de ejes principales y secundarios,
además de las posibles relaciones que un texto trae consigo.
En fin, hay que cerciorarse de si el estudiante
domina las destrezas, los conocimientos y las habilidades esenciales para acometer
con éxito el proceso de aprendizaje que se efectuarán.
Otra acción que se deriva de la evaluación
diagnóstica es "averiguar los motivos por los cuales el estudiante podría
tener dificultades en el aprendizaje que va a iniciarse".
Es importante que el educador detecte la presencia
de situaciones y factores que pueden interferir en el aprendizaje. Desinterés,
desmotivación, situaciones afectivas conflictivas, conducta u otros,
dificultan, a menudo, la labor del joven y perjudican su adaptación a la vida
académica.
Es obligación del docente interesado en que sus
estudiante aprendan satisfactoriamente y se sientan bien en el ambiente de
aula, identificar a tiempo tales dificultades, para eliminarlas remediarlas o
compensarlas mediante la ayuda requerida.
En fin se trata de descubrir necesidades
limitaciones, situaciones especiales, propias de cada estudiante, que al ser
descuidadas ponen en juego los resultados de la enseñanza y la adaptación del
joven al medio.
Siempre a raíz de la evaluación diagnóstica, el
educador, además de las acciones ya descritas, puede, también detectar si las
conductas que se desea aprendan los estudiantes son o no dominadas por
ellos. Si esto se desconoce, se corre el
riesgo de enseñar competencias que ya poseen los estudiantes y, por lo tanto,
se incurre en gastos innecesarios; además, del despilfarro del tiempo".
Si retomamos los ejemplos aportados con
anterioridad, podemos ilustrar la aseveración citada de la siguiente forma: Si
un objetivo de la enseñanza por emprender fuese el aprendizaje de las
operaciones estadísticas o el pensamiento crítico; y si los resultados de la
prueba diagnóstica aplicada indicase que algunos jóvenes, la mayoría de ellos o
todos dominan tales aprendizajes, sería inoportuno emprender su enseñanza,
puesto que ésta no se ajustaría a las necesidades y habilidades de parte del
grupo al cual es dirigida, o de la totalidad de éste. Por lo tanto, el educador deberá readecuar e
innovar el proceso de enseñanza, con base en la, situación específica detectada.
Vimos los principales usos que el educador puede
hacer de la evaluación diagnostica, a saber:
·
Determinar
si el estudiante posee los conocimientos, las habilidades y las destrezas que
se requieren para, emprender con éxito los nuevos aprendizajes.
·
Averiguar
la presencia de factores de distinta Índole y de situaciones vivenciales que
pueden dificultar el aprendizaje y la enseñanza.
·
Detectar
si el estudiante, antes de empezar la enseñanza, domina los aprendizajes que se
busca conseguir mediante ésta.
Todos estos usos de la evaluación con fines de
diagnóstico, realmente confluyen y adquieren sentido en una sola acción:
propiciar un buen inicio del aprendizaje.
Este es el propósito último de tal tipo de evaluación.
Sin lugar a dudas, surge un interrogante: ¿es
suficiente detectar el desempeño inicial de los estudiantes o los posibles
factores que pueden entorpecer su futuro aprovechamiento para asegurarse un
buen aprendizaje?
Obviamente, nuestra respuesta es que no.
Usted, con seguridad, convendrá con nosotros en que
ese propósito se alcanzará sólo si a la detección sigue la puesta en práctica
de alternativas pedagógicas o de otra índole que remedien la situación de
deficiencias identificada o refuercen la competencia descubierta.
Así, entonces, si nuestros estudiantes (o nuestro
estudiante) no están (o no está) en capacidad de aplicar los estadígrafos
pertinentes a una situación problema, debemos facilitarles (o facilitarle) las
oportunidades para que adquieran (o adquiera) tales aprendizajes antes del
inicio de la enseñanza de las operaciones estadísticas más complejas.
En síntesis, sí
queremos que la evaluación diagnóstica cumpla con su cometido, no hay duda de
que a la acción de diagnóstico debe seguir de inmediato el tratamiento
pedagógico o de otra índole requerida para que la situación inicial sea la
propicia al aprendizaje que se emprenderá.
Propósito Formativo
El segundo fin de la evaluación de los aprendizajes
es determinar, durante el proceso educacional, el progreso en el desempeño del
estudiante, para ayudarle a mejorar su rendimiento. Se trata, por lo tanto, de
un propósito formativo.
Este tipo de evaluación constituye el medio
principal con que cuenta el docente para garantizarse que sus estudiantes
puedan obtener un rendimiento exitoso.
Esto, por cuanto, al detectar los aciertos y los avances que cada uno de
ellos ha alcanzado en su aprendizaje, como también las fallas en que incurren y
los aspectos que no dominan puede reforzar los primeros, crear conciencia en
los estudiantes acerca de los segundos y orientarlos hacia actividades que les
permitan superar las dificultades surgidas.
De lo anterior se desprende que la meta específica de esta modalidad evaluación consiste en el rendimiento mediante el refuerzo, la
realimentación y la orientación del aprendizaje del educando, y no en
calificarlo mediante una nota.
Ilustraremos lo afirmado mediante un ejemplo:
Un docente de la carrera de Derecho, en la materia
de Derecho Civil, desea que sus estudiantes aprendan a resolver problemas en
casos de certificados de nacimiento y matrimonio.
Explica, y demuestra mediante situaciones concretas
los procedimientos a seguir para resolver situaciones que requieren el
conocimiento de los códigos y normas correspondientes, aplicándolos a
diferentes problemas obtenidos de la realidad o construidos en función a ella.
Después de suficiente trabajo en este tipo de
actividad y antes de introducir otra categoría de situaciones, el docente
quiere comprobar cuál es el grado de comprensión y destreza que los jóvenes
tienen de estos tipos de tareas y si han adquirido las habilidades para
resolverlas.
En seguida, el docente elabora y aplica, mediante
análisis de casos, con algunos similares a los desarrollados en la clase. Al
término de ésta, corrige cada uno o pone a los estudiantes mismos a corregir
cada uno su trabajo.
Luego el docente discute con los discípulos las
posibles soluciones y refuerza el aprendizaje deseado. Con los jóvenes que siguieron procedimientos
erróneos, el docente identifica el error cometido. Ayuda en esta forma al joven, a percatarse de
su falta y a comprender por qué se trata de una equivocación, resuelve las
dudas y lo orienta hacia alternativas remediales. Para poder indicar al estudiante cómo superar
sus deficiencias, es indispensable identificar concretamente en qué parte del
proceso se dieron. Aplicando esto a
nuestro caso, el docente deberá detectar si la dificultad del joven estriba:
·
En la comprensión, y análisis de lo que leyó:
¿Entendió los datos que se le presentaron y la relación que hay entre ellos?
¿Entendió los factores relacionados con el caso?, ¿Comprendió la terminología
usada y la situación planteada?
·
En
la decisión sobre lo que debe hacer para solucionar el problema: ¿Por qué
decide aplicar una norma y no otra, o al contrario? ¿Cuál es el razonamiento
que sigue para decidir cómo resolverá el problema?
·
En
los resultados: la respuesta final ¿es equívoca y carece de sentido? Su presentación ¿adolece de falta de
elementos esenciales?
No dudamos de que usted convenga con nosotros en
que, sin esta labor previa de detección concreta de los errores cometidos por
cada estudiante, no se podría ni crear conciencia de ellos al estudiante ni
menos brindarle opciones para superarlos.
Tales opciones deben estar de acuerdo con el tipo de
dificultad detectada. Así, por ejemplo,
si el joven se equivocó en la aplicación de una norma el docente deberá
explicarle cómo hacerlo y darle más ejemplos para que pueda practicar y
verificar este conocimiento; pero si se equivocó en la comprensión de los datos
y de la situación, tal vez debe recurrir a una demostración esquemática de las
relaciones entre tales datos, y ofrecer al joven situaciones, materiales y
actividades que favorezcan su experiencia y promuevan su pensamiento.
En fin, como lo afirmamos con anterioridad, la
finalidad de la evaluación formativa es mejorar, es enriquecer el aprendizaje
en el curso del proceso de enseñanza.
Para ello no sería suficiente, refiriéndonos a nuestro caso, decirle al
estudiante: Si el resultado de tu
problema no es igual a tal juicio, haz
cometido un error, pues esto le seria de escasa utilidad. Lo valioso es que comprenda dónde y por qué se
equivocó y cómo hacerle frente a esas equivocaciones para alcanzar el grado
óptimo del aprendizaje.
Aquí reside la riqueza de este tipo de evaluación
que, empleada en su auténtico sentido, constituye uno de los medios más
valiosos de que el docente dispone para fomentar el éxito de sus estudiantes y
del proceso de enseñanza que orienta y dirige.
Propósito sumativo
El último propósito de la evaluación de los
aprendizajes ‑considerado en este contexto-
es determinar y calificar los resultados conseguidos por el estudiante
al finalizar una o más unidades, un curso o una carrera, y estimar la funcionalidad
del programa aplicado. Se trata,
entonces, de un propósito sumativo o acumulativo. La evaluación sumativa, tal como lo indica su
mismo nombre, se usa para establecer cuánto aprendieron, al término de un
proceso, los estudiantes en relación con lo que se esperaba que aprendieran, y
para determinar en qué medida lo hicieron.
Ello, para efectos de calificar tal aprovechamiento y certificar si
aprueban o reprueban una unidad, una asignatura, un ciclo o una carrera. Al mismo tiempo, el análisis de sus
resultados favorece la revisión del programa educacional aplicado y su
correspondiente modificación.
Esta modalidad evaluativa es la más usada y la más
conocida en el medio educativo. Creemos
que para ninguna persona que haya tenido o tenga relación directa o indirecta
con tal medio, constituye una novedad la práctica usual de aplicar un sistema
de exámenes y de calificaciones que por lo general preocupa y atemoriza al
estudiante y cuyos resultados, en última instancia, determinan su promoción o
su retención.
Por tratarse de una evaluación conclusiva del
aprovechamiento y con valor legal, tal corno la que se efectúa a raíz de los
exámenes parciales y extraordinarios que se practican en nuestro sistema
universitario y de las pruebas que se aplican a nivel nacional, es preciso que
sus resultados sean válidos y fiables.
De lo contrario, las notas, los títulos o las calificaciones que con
base en ella se otorgan carecerían de credibilidad.
Si los docentes, al término del período establecido
para el tipo de aprendizaje que se persigue y dedicado a ello, debe o quiere
determinar (y dejar constancia de ello) cuántos y quiénes de sus estudiantes
han alcanzado y logrado los objetivos y están listos para pasar a una nueva
asignatura, deberá recurrir a una evaluación de tipo sumativo. Para que tal evaluación sea óptima y útil
para el propósito a ella contingente, es necesario que nuestro docente, entre
otras, tome las siguientes precauciones:
·
Planear
y aplicar algún tipo de prueba que le permita recoger información acerca de la
comprensión adquirida por los jóvenes de los conceptos, las destrezas y
habilidades de diferente complejidad que implican la aplicación de las competencias
identificadas al inicio de la materia.
·
Asegurarse
de que los ejercicios y las tareas que se plantean en la prueba sean claros y
concuerden con el aprendizaje estimulado y con los contenidos y las actividades
desarrollados a lo largo de la enseñanza.
·
Incluir,
en la prueba, ejercicios diferenciados según las distintas categorías de
situaciones utilizadas en la instrucción y según los niveles de aprendizaje
fomentados.
·
Basar
la corrección de la prueba y la interpretación y valoración de sus resultados
en criterios lo más objetivos posible e idénticos para todos los estudiantes.
En fin, la evaluación sumativa, por el tipo de
propósito que encierra y por lo trascendente de las decisiones que de ella se
desprenden, requiere de buenos instrumentos de medición y de un análisis y un
juicio válido de los resultados que éstos arrojan.
Bibliografía
1.
Giuseppa D’Agostino de Cersósimo. ASPECTOS
TEÓRICOS DE LA EVALUACIÓN EDUCACIONAL. editorial universidad estatal a
distancia.
2.
www.sre.urv.es/web/aulafutura/php/fitxers/496-2.
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