viernes, 11 de octubre de 2013

PARA QUE SE EVALUA?




Resumen
El articulo detallas la importancia de la evaluación en el PEA, cual es el de comprobar el desempeño del estudiante. Poder comprender “para que se evalúa”, se analiza desde las funciones de la evaluación; si se consiguió los objetivos planteados, si se informó de los resultados a las personas interesadas, también si se orientó y motivo con el mismo ímpetu de la evaluación. Al parecer el mejor método para cambiar el estilo de estudio del alumno es cambiar de método de evaluación.
También se especifica ¿con qué propósito específico se evalúa el aprovechamiento? Se desglosan los tres aspectos importantes por los que se evalúa: diagnóstico, formativo y sumativo.
El propósito diagnostico “Identificara el grado de: Determinar si el estudiante posee los conocimientos, las habilidades y las destrezas que se requieren para, emprender con éxito los nuevos aprendizajes. Averiguar la presencia de factores de distinta Índole y de situaciones vivenciales que pueden dificultar el aprendizaje y la enseñanza. Detectar si el estudiante, antes de empezar la enseñanza, domina los aprendizajes que se busca conseguir mediante ésta.
La finalidad de la evaluación formativa es mejorar, es enriquecer el aprendizaje en el curso del proceso de enseñanza.
Sumativo o acumulativo, se usa para establecer cuánto aprendieron, al término de un proceso, los estudiantes en relación con lo que se esperaba que aprendieran, y para determinar en qué medida lo hicieron, para ello requiere de buenos instrumentos de medición y de un análisis y un juicio válido de los resultados que éstos arrojan.

 Introducción
La evaluación de los aprendizajes es una tarea que, sin desligarse de las realidades peculiares de cada época, ha estado presente en la escuela de todos los tiempos como fiel acompañante de la enseñanza.
"Siempre hubo necesidad de evaluar ‑afirma Harris Bunker‑ la labor de los estudiantes. Para determinar si un estudiante aprobaba o no aprobaba determinado curso, el profesor o los miembros del jurado correspondiente exigían “pruebas” de su aprovechamiento.
Desde tiempos inmemoriales también los docentes han hecho preguntas a sus discípulos con diversos propósitos; para determinar su disposición, para saber qué dificultades podían entorpecer el aprendizaje, para determinar qué se sabía sobre determinado asunto, y para clasificar el aprovechamiento de los diferentes estudiantes o grupos de estudiantes".
En la cita aportada se resaltan, por una parte, el estrecho nexo entre la enseñanza y la evaluación de los aprendizajes; por otra el cometido primordial que ésta ha tenido a lo largo del tiempo y tiene todavía en la actualidad, cual es el de comprobar y estimar el desempeño del estudiante.

Funciones de la Evaluación.
Las funciones más importantes se pueden centrar en torno a estas cinco:
a) La función básica de la evaluación es comprobar si se han conseguido los objetivos propuestos y en qué grado, y a partir de esta evaluación tomar dos tipos de decisiones: Evaluar y calificar a los alumnos y evaluar las variables que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
b) Otra función importante es la de informar a las personas interesadas; esta información no tiene por qué restringirse necesariamente a las calificaciones otorgadas a los alumnos.
c) La evaluación cumple otra función relacionada con la orientación, motivación, y aprendizaje del propio alumno por las siguientes razones:
1º Por lo que tiene de refuerzo del mismo aprendizaje, de identificación de los propios errores, de consolidación de lo ya aprendido.
2º Por lo que tiene de condicionante: el esfuerzo del alumno, qué estudia y cómo lo estudia dependerá del tipo de evaluación esperada y de los resultados de otras evaluaciones. El mejor método para cambiar el estilo de estudio del alumno es cambiar de método de evaluación.
El influjo positivo de la evaluación en el alumno depende en buena parte de:
Funciones Evaluación
- La frecuencia de la evaluación.
- El conocimiento a tiempo de los resultados.
- La calidad de la corrección.
- La información que reciba.
- Etc.
d) La valoración de los resultados contribuye a clarificar los mismos objetivos, a reformularlos o cambiarlos si es necesario. En definitiva, los objetivos reales son los que se evalúan de hecho.
La valoración de los resultados contribuye también a detectar y clarificar problemas metodológicos, de incongruencia entre lo que decimos que queremos y lo que de hecho hacemos y conseguimos. La condición para que la evaluación pueda cumplir esta función regulativa es que no la convirtamos en una actividad rutinaria sino reflexiva.
e) La evaluación, por último, proporciona datos que facilitan la investigación educacional, sugiere áreas de investigación, etc.
Pero ¿con qué propósito específico se evalúa el aprovechamiento? Siempre en la cita a la cual hemos hecho referencia, encontramos la respuesta a nuestra interrogante, pues en ella se evidencian los tres principales propósitos de dicha evaluación, a saber: diagnóstico, formativo y sumativo, que a continuación expondremos brevemente en ese mismo orden de presentación.
Propósito diagnóstico
La evaluación con propósito diagnóstico consiste en determinar si el estudiante posee las condiciones y los requisitos previos para empezar bien la enseñanza que se emprenderá.  Este tipo de evaluación permite al docente cumplir las acciones que desglosaremos en seguida:
“Identificar el grado de dominio que posee cada estudiante ‑o el, grupo en general‑ de aspectos necesarios y relevantes para lo que se propone enseñar posteriormente (es inútil iniciar el desarrollo de la instrucción, si el estudiante no posee los requisitos indispensables que le faciliten la comprensión de los que se le va a enseñar, pues el fracaso se presentará, inevitablemente y los costos que esto entraña son muy altos)".
A continuación ejemplificamos con situaciones comunes en la enseñanza superior.  Si lo que se busca es que el joven aprenda a efectuar operaciones estadísticas complejas, será necesario que el docente, antes de empezar la enseñanza, compruebe si los jóvenes poseen el concepto de “tendencia central”, “probabilidad“, etc., si saben comprobar hipótesis, si manejan los estadígrafos correspondientes a diferentes escalas.
De la misma forma, si lo que se intenta enseñar es pensamiento crítico, el educador, antes de introducir los estudiantes en este nuevo aprendizaje, debe cerciorarse de que estos dominen la lectura comprensiva, sin problemas de identificación de ejes principales y secundarios, además de las posibles relaciones que un texto trae consigo.
En fin, hay que cerciorarse de si el estudiante domina las destrezas, los conocimientos y las habilidades esenciales para acometer con éxito el proceso de aprendizaje que se efectuarán.
Otra acción que se deriva de la evaluación diagnóstica es "averiguar los motivos por los cuales el estudiante podría tener dificultades en el aprendizaje que va a iniciarse".
Es importante que el educador detecte la presencia de situaciones y factores que pueden interferir en el aprendizaje. Desinterés, desmotivación, situaciones afectivas conflictivas, conducta u otros, dificultan, a menudo, la labor del joven y perjudican su adaptación a la vida académica.
Es obligación del docente interesado en que sus estudiante aprendan satisfactoriamente y se sientan bien en el ambiente de aula, identificar a tiempo tales dificultades, para eliminarlas remediarlas o compensarlas mediante la ayuda requerida.
En fin se trata de descubrir necesidades limitaciones, situaciones especiales, propias de cada estudiante, que al ser descuidadas ponen en juego los resultados de la enseñanza y la adaptación del joven al medio.
Siempre a raíz de la evaluación diagnóstica, el educador, además de las acciones ya descritas, puede, también detectar si las conductas que se desea aprendan los estudiantes son o no dominadas por ellos.  Si esto se desconoce, se corre el riesgo de enseñar competencias que ya poseen los estudiantes y, por lo tanto, se incurre en gastos innecesarios; además, del despilfarro del tiempo".
Si retomamos los ejemplos aportados con anterioridad, podemos ilustrar la aseveración citada de la siguiente forma: Si un objetivo de la enseñanza por emprender fuese el aprendizaje de las operaciones estadísticas o el pensamiento crítico; y si los resultados de la prueba diagnóstica aplicada indicase que algunos jóvenes, la mayoría de ellos o todos dominan tales aprendizajes, sería inoportuno emprender su enseñanza, puesto que ésta no se ajustaría a las necesidades y habilidades de parte del grupo al cual es dirigida, o de la totalidad de éste.  Por lo tanto, el educador deberá readecuar e innovar el proceso de enseñanza, con base en la, situación específica detectada.
Vimos los principales usos que el educador puede hacer de la evaluación diagnostica, a saber:
·      Determinar si el estudiante posee los conocimientos, las habilidades y las destrezas que se requieren para, emprender con éxito los nuevos aprendizajes.
·      Averiguar la presencia de factores de distinta Índole y de situaciones vivenciales que pueden dificultar el aprendizaje y la enseñanza.
·      Detectar si el estudiante, antes de empezar la enseñanza, domina los aprendizajes que se busca conseguir mediante ésta.
Todos estos usos de la evaluación con fines de diagnóstico, realmente confluyen y adquieren sentido en una sola acción: propiciar un buen inicio del aprendizaje.  Este es el propósito último de tal tipo de evaluación.
Sin lugar a dudas, surge un interrogante: ¿es suficiente detectar el desempeño inicial de los estudiantes o los posibles factores que pueden entorpecer su futuro aprovechamiento para asegurarse un buen aprendizaje?
Obviamente, nuestra respuesta es que no.
Usted, con seguridad, convendrá con nosotros en que ese propósito se alcanzará sólo si a la detección sigue la puesta en práctica de alternativas pedagógicas o de otra índole que remedien la situación de deficiencias identificada o refuercen la competencia descubierta.
Así, entonces, si nuestros estudiantes (o nuestro estudiante) no están (o no está) en capacidad de aplicar los estadígrafos pertinentes a una situación problema, debemos facilitarles (o facilitarle) las oportunidades para que adquieran (o adquiera) tales aprendizajes antes del inicio de la enseñanza de las operaciones estadísticas más complejas.
En síntesis, sí queremos que la evaluación diagnóstica cumpla con su cometido, no hay duda de que a la acción de diagnóstico debe seguir de inmediato el tratamiento pedagógico o de otra índole requerida para que la situación inicial sea la propicia al aprendizaje que se emprenderá.
Propósito Formativo
El segundo fin de la evaluación de los aprendizajes es determinar, durante el proceso educacional, el progreso en el desempeño del estudiante, para ayudarle a mejorar su rendimiento. Se trata, por lo tanto, de un propósito formativo.
Este tipo de evaluación constituye el medio principal con que cuenta el docente para garantizarse que sus estudiantes puedan obtener un rendimiento exitoso.  Esto, por cuanto, al detectar los aciertos y los avances que cada uno de ellos ha alcanzado en su aprendizaje, como también las fallas en que incurren y los aspectos que no dominan puede reforzar los primeros, crear conciencia en los estudiantes acerca de los segundos y orientarlos hacia actividades que les permitan superar las dificultades surgidas.
De lo anterior se desprende que la meta específica de esta modalidad evaluación consiste en  el rendimiento mediante el refuerzo, la realimentación y la orientación del aprendizaje del educando, y no en calificarlo mediante una nota.
Ilustraremos lo afirmado mediante un ejemplo:
Un docente de la carrera de Derecho, en la materia de Derecho Civil, desea que sus estudiantes aprendan a resolver problemas en casos de certificados de nacimiento y matrimonio.
Explica, y demuestra mediante situaciones concretas los procedimientos a seguir para resolver situaciones que requieren el conocimiento de los códigos y normas correspondientes, aplicándolos a diferentes problemas obtenidos de la realidad o construidos en función a ella.
Después de suficiente trabajo en este tipo de actividad y antes de introducir otra categoría de situaciones, el docente quiere comprobar cuál es el grado de comprensión y destreza que los jóvenes tienen de estos tipos de tareas y si han adquirido las habilidades para resolverlas.
En seguida, el docente elabora y aplica, mediante análisis de casos, con algunos similares a los desarrollados en la clase. Al término de ésta, corrige cada uno o pone a los estudiantes mismos a corregir cada uno su trabajo.
Luego el docente discute con los discípulos las posibles soluciones y refuerza el aprendizaje deseado.  Con los jóvenes que siguieron procedimientos erróneos, el docente identifica el error cometido.  Ayuda en esta forma al joven, a percatarse de su falta y a comprender por qué se trata de una equivocación, resuelve las dudas y lo orienta hacia alternativas remediales.  Para poder indicar al estudiante cómo superar sus deficiencias, es indispensable identificar concretamente en qué parte del proceso se dieron.  Aplicando esto a nuestro caso, el docente deberá detectar si la dificultad del joven estriba:
·   En la comprensión, y análisis de lo que leyó: ¿Entendió los datos que se le presentaron y la relación que hay entre ellos? ¿Entendió los factores relacionados con el caso?, ¿Comprendió la terminología usada y la situación planteada?
·      En la decisión sobre lo que debe hacer para solucionar el problema: ¿Por qué decide aplicar una norma y no otra, o al contrario? ¿Cuál es el razonamiento que sigue para decidir cómo resolverá el problema?
·      En los resultados: la respuesta final ¿es equívoca y carece de sentido?  Su presentación ¿adolece de falta de elementos esenciales?
No dudamos de que usted convenga con nosotros en que, sin esta labor previa de detección concreta de los errores cometidos por cada estudiante, no se podría ni crear conciencia de ellos al estudiante ni menos brindarle opciones para superarlos.
Tales opciones deben estar de acuerdo con el tipo de dificultad detectada.  Así, por ejemplo, si el joven se equivocó en la aplicación de una norma el docente deberá explicarle cómo hacerlo y darle más ejemplos para que pueda practicar y verificar este conocimiento; pero si se equivocó en la comprensión de los datos y de la situación, tal vez debe recurrir a una demostración esquemática de las relaciones entre tales datos, y ofrecer al joven situaciones, materiales y actividades que favorezcan su experiencia y promuevan su pensamiento.
En fin, como lo afirmamos con anterioridad, la finalidad de la evaluación formativa es mejorar, es enriquecer el aprendizaje en el curso del proceso de enseñanza.  Para ello no sería suficiente, refiriéndonos a nuestro caso, decirle al estudiante: Si el resultado de tu problema no es igual a tal juicio, haz cometido un error, pues esto le seria de escasa utilidad.  Lo valioso es que comprenda dónde y por qué se equivocó y cómo hacerle frente a esas equivocaciones para alcanzar el grado óptimo del aprendizaje.
Aquí reside la riqueza de este tipo de evaluación que, empleada en su auténtico sentido, constituye uno de los medios más valiosos de que el docente dispone para fomentar el éxito de sus estudiantes y del proceso de enseñanza que orienta y dirige.
Propósito sumativo
El último propósito de la evaluación de los aprendizajes ‑considerado en este contexto-  es determinar y calificar los resultados conseguidos por el estudiante al finalizar una o más unidades, un curso o una carrera, y estimar la funciona­lidad del programa aplicado.  Se trata, entonces, de un propósito sumativo o acumulativo.  La evaluación sumativa, tal como lo indica su mismo nombre, se usa para establecer cuánto aprendieron, al término de un proceso, los estudiantes en relación con lo que se esperaba que aprendieran, y para determinar en qué medida lo hicieron.  Ello, para efectos de calificar tal aprovechamiento y certificar si aprueban o reprueban una unidad, una asignatura, un ciclo o una carrera.  Al mismo tiempo, el análisis de sus resultados favorece la revisión del programa educacional aplicado y su correspondiente modificación.
Esta modalidad evaluativa es la más usada y la más conocida en el medio educativo.  Creemos que para ninguna persona que haya tenido o tenga relación directa o indirecta con tal medio, constituye una novedad la práctica usual de aplicar un sistema de exámenes y de calificaciones que por lo general preocupa y atemoriza al estudiante y cuyos resultados, en última instancia, determinan su promoción o su retención.
Por tratarse de una evaluación conclusiva del aprovechamiento y con valor legal, tal corno la que se efectúa a raíz de los exámenes parciales y extraordinarios que se practican en nuestro sistema universitario y de las pruebas que se aplican a nivel nacional, es preciso que sus resultados sean válidos y fiables.  De lo contrario, las notas, los títulos o las calificaciones que con base en ella se otorgan carecerían de credibilidad.
Si los docentes, al término del período establecido para el tipo de aprendizaje que se persigue y dedicado a ello, debe o quiere determinar (y dejar constancia de ello) cuántos y quiénes de sus estudiantes han alcanzado y logrado los objetivos y están listos para pasar a una nueva asignatura, deberá recurrir a una evaluación de tipo sumativo.  Para que tal evaluación sea óptima y útil para el propósito a ella contingente, es necesario que nuestro docente, entre otras, tome las siguientes precauciones:
·            Planear y aplicar algún tipo de prueba que le permita recoger información acerca de la comprensión adquirida por los jóvenes de los conceptos, las destrezas y habilidades de diferente complejidad que implican la aplicación de las competencias identificadas al inicio de la materia.
·            Asegurarse de que los ejercicios y las tareas que se plantean en la prueba sean claros y concuerden con el aprendizaje estimulado y con los contenidos y las actividades desarrollados a lo largo de la enseñanza.
·            Incluir, en la prueba, ejercicios diferenciados según las distintas categorías de situaciones utilizadas en la instrucción y según los niveles de aprendizaje fomentados.
·            Basar la corrección de la prueba y la interpretación y valoración de sus resultados en criterios lo más objetivos posible e idénticos para todos los estudiantes.
En fin, la evaluación sumativa, por el tipo de propósito que encierra y por lo trascendente de las decisiones que de ella se desprenden, requiere de buenos instrumentos de medición y de un análisis y un juicio válido de los resultados que éstos arrojan.

Bibliografía
1.    Giuseppa D’Agostino de Cersósimo. ASPECTOS TEÓRICOS DE LA EVALUACIÓN EDUCACIONAL. editorial universidad estatal a distancia.
2.    www.sre.urv.es/web/aulafutura/php/fitxers/496-2.

1 comentario:

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